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De las bandas metálicas egipcias a los alineadores invisibles en ortodoncia

Foto del escritor: Doctora Rodríguez MuñozDoctora Rodríguez Muñoz

Ortondoncia dental

Desde la antigüedad el hombre ha mostrado su interés por lucir una sonrisa con dientes alineados, utilizando fórmulas más o menos efectivas que han evolucionado a lo largo del tiempo.


Aunque los griegos Hipócrates, Aristóteles y Solón fueron los primeros en señalar que las malposiciones dentales eran una anomalía —la palabra "ortodoncia" es de origen griego: orto=recto y odonto=diente—, los primeros diseños de aparatos para corregir estas se atribuyen a civilizaciones anteriores como los egipcios y etruscos. Según las investigaciones arqueológicas, estos ya utilizaban tiras de oro y ligaduras metálicas para unir unos dientes con otros haciendo puentes y corrigiendo así cuestiones como el apiñamiento.


El aparato dental propiamente dicho más antiguo que se conoce es el descrito en el siglo I d.C. por Abucasis —considerado el iniciador de la cirugía moderna y el mejor cirujano de la Edad Media— consistente en una pequeña lima que servía para desgastar los dientes, es decir, hacerlos más pequeños para que cupieran en los arcos dentarios. Por su parte, el científico griego Celso hablaba en esa época de extraer los dientes de leche cuando no había sitio para los permanentes y en presionar determinados dientes con los dedos de forma regular y periódica.


Hubo que esperar hasta el siglo XVIII, cuando el cirujano dentista francés Pierre Fauchard —fundador de la odontología moderna— publicó en 1728 un libro en el que describió muchas ideas y procedimientos odontológicos que incluso hoy siguen vigentes, sentado así las bases de la ortodoncia tal y como la conocemos. Fauchard inventó el bandeau, un aparato para corregir malposiciones dentales aplicando una presión controlada sobre los dientes.


Posteriormente, en el siglo XIX, Edward Angle revolucionó la disciplina desarrollando una clasificación de maloclusiones que todavía se utiliza y creando los primeros aparatos fijos capaces de corregir alineaciones y problemas en las mandíbulas. En 1900 fundó la Asociación Americana de Ortodoncias y la primera escuela de esta especialidad, por lo que se le otorga el título de “padre de la ortodoncia” e iniciador de la ortodoncia moderna.


Sin embargo, los hilos metálicos que utilizaban en esta época carecían de precisión y flexibilidad causando problemas en los tratamientos con los pacientes. El verdadero salto adelante se dio en 1960 gracias al descubrimiento del níquel titanio con memoria de forma, inicialmente diseñado para los programas espaciales de la NASA. Este material tiene la propiedad de recuperar inmediatamente su estado original en respuesta al calor o a una fuerza tras sufrir una deformación. En un aparato de ortodoncia ejercen una fuerza suave y constante sobre los dientes, facilitando así su desplazamiento progresivo.


Combinados con los brackets introducidos en el siglo XX, los tratamientos de ortodoncia se volvieron más efectivos, menos dolorosos y adecuados para una gran variedad de casos llegando, en la actualidad, a tratamientos rápidos, personalizados y cada vez más discretos gracias a los alineadores invisibles.

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