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Foto del escritorDoctora Rodríguez Muñoz

Los miedos de Alfonso XIII, tras el origen del cuento del Ratoncito Pérez


ALMUDENA NOGUÉS

Málaga Sábado, 18 marzo 2017


La caída de los primeros dientes es todo un acontecimiento en los hogares con niños. Por fin llega la visita más esperada: la del Ratoncito Pérez. Y con él, la tradición de poner el diente debajo de la almohada. Mientras el pequeño duerme el roedor se lo llevará y en su lugar dejará un regalo. Hasta aquí un ritual que lleva décadas arraigado en España. Sin embargo, muy pocos conocen su origen. ¿Cómo surgió este mítico personaje? ¿Sabías que está ligado a la realeza? ¿Y que es fruto de los esfuerzos de una madre por ahuyentar los miedos de su hijo, un conocido monarca?


A tenor del relato original, el señor Pérez es un pequeño ratón con sombrero de paja, zapatos de tela, lentes de oro y una cartera roja. Cuando anochece, este amable roedor emprende su viaje por las cañerías de la ciudad para recoger su mayor tesoro: los dientes caídos de los niños. Según la leyenda, sus orígenes se remontan a las primitivas sociedades agrarias, cuando las madres ofrecían los dientes de leche de sus hijos a unos roedores de grano, porque así se pensaba que los niños crecerían fuertes y sanos y lograrían la fertilidad de sus campos.


Ratoncito Pérez
Portada del cuento del Ratón Pérez de Luis Coloma

Habría que esperar, sin embargo, hasta 1911 para que el jesuita padre Coloma recogiese por escrito las aventuras de este mítico personaje, lo describiese y domiciliara su hogar en una «gran caja de galletas» en el almacén de la confitería Prast, localizada en el número ocho de la céntrica calle Arenal de Madrid, donde desde 2003 cuelga una placa homenaje con la que el Ayuntamiento de la capital quiso homenajear la generosidad de este ficticio ratón vinculado nada menos que a la realeza.


Y es que el mágico animal nació en el Palacio Real, a finales del siglo XIX. Y todo para tranquilizar a un asustadizo Alfonso XIII, por entonces huérfano de padre y muy consentido por su madre, la regente María Cristina. Dispuesta a quitarle hierro a la caída del primer diente de su hijo ésta encargó al padre Luis Coloma, jesuíta y novelista, que escribiera un cuento sobre el suceso para dotarlo de tintes fantásticos y restarle la importancia que el niño le había dado.

Coloma desarrolló un relato de poco más de una decena de páginas protagonizado por el Rey Buby I (un nombre basado en el apodo con el que la madre se refería al pequeño monarca). La historia narra cómo el niño y el ratón recolectan por la noche los dientes de los niños de Madrid para llevarlos a la casita del roedor.


Su morada, como recuerda la placa, se situaba en la pastelería Carlos Prast en una caja de galletitas Huntley, al parecer las preferidas de Alfonso XIII. Fue así como nació una tradición muy arraigada en España que ha sobrevivido al paso de los años. Hoy en día a la altura de dicha confetería hay una placa oficial y una pequeña estatua de metal que recuerda los orígenes del famoso roedor.


Además, en la primera planta del edificio se encuentra la Casa Museo del Ratón Pérez, un lugar donde los niños pueden hasta depositar sus dientes y sus cartas.


Fuente: Diario Sur


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